lunes, 26 de mayo de 2014

Travesías de un Mago Enamorado -2-

Siempre viajando hacia el oeste, Sael se había convertido en un amante de la noche, sus ojos azul profundo habían adquirido ese misterioso brillo del ocaso, el éxtasis del sol antes de despedirse con sus ultimos rayos y el renacer de las estrellas , todo ello se reflejaba en los ojos del príncipe...
Llegó a la primera ciudad, y por una milésima de segundo vio aquel cordel rojo que debía seguir, y al caminar apenas un poco por unas calles de piedra, se encontró con un joven, parecía desolado , sus ojos estaban sin brillo alguno y su mirada perdida en la nada, su rostro, que en algún momento debió de ser muy atractivo, ahora presentaba un enfermizo color tiza, que resaltaba aún más las abultadas ojeras purpuras bajo sus ojos.
Estaba acariciando suavemente un gato negro en su regazo.
Antes de que Sael pudiera acercarse más, un campesino que pasaba por ahí le detuvo.
- No se preocupe joven viajero, el joven no tiene salvación...- hizo gesto para que se acercara más- El chico ha hecho brujería negra, y lo ha perdido todo, incluso la cordura... no ha hablado desde que el sacerote del lugar, ha echo el ritual de purificación....-
Sael frunció el seño, y apretó un poco su fiel báculo, ignorando la advertencia del buen hombre, Sael se acercó al joven , el gato ronrroneó suavemente, pero el chico no dio muestras de enterarse que alguien más le observaba con mucho interés. Solo seguía ahí, acariciando al felino , mirando hacia los árboles del bosque....
- Mi nombre es Sael....- se arrodilló a su lado , sin poder evitar pensar en Aimir... ¿que sería de su amado pequeño?... - Puedes confiar en mi...-
Puso la mano sobre la del chico, y eso pareció sacarlo de su trance.
- Azrael...- gimió en voz baja y por unos segundo, Sael pudo ver como se humedecían los ojos del chico, al tiempo que tomaba a su mascota, abrasándola contra su pecho y salía corriendo de ahí, metiéndose en una casa, una de las más grandes de hecho.
- Bienvenido joven príncipe Sael! - una atronadora voz hizo que se girara, mientras un hombre de gran tamaño , vestido con una túnica blanca y detalles en dorado, se le acercaba con una sonrisa de oreja a oreja - Bienvenido al pueblo de Shehaquim, el pueblo de la abundancia, mi nombre es Zefón, el sacerdote Zefón
Sael hizo una educada inclinación de cabeza, para luego dirigir su mirada a la casa donde el joven se había escondido.
Zefón, percatandose de esto, le puso una mano en el hombro.
- Ese niño no tiene remedio...- suspiró con pesar- ha hecho pacto con nada más y nada menos que el terrible Azrael, el ángel negro que habita en los bosques..-
-¿Ángel Negro?-
Zefón volvió a suspirar.
- Si, me temo que ha vuelto loco al chiquillo, y que ningún ritual de purificación puede salvarle...- el sacerdote se secó el sudor de su frente mientras jalaba a Sael hacia la posada- Es tarde, y no es seguro atravesar el bosque, quien sabe que clase de peligro podrían estar acechando en las sombras....-
El joven no dijo nada, solo miró de reojo, como el hilo rojo , que antes le había guiado hacia el extraño chico, se aparecía ahora, como un destello , hacía una silueta, de lo que parecía ser un hombre apoyado en uno de los primeros árboles que estaban en la entrada del bosque.
Usando un hechizo para paralizar el tiempo por unos segundos, Sael pudo librarse de la charlatanería incesante de Zefón, y siguió aquel rastro, pero cada vez que parecía acercarse a la silueta, esta se movía y se alejaba, solo un poco , lo suficiente como para que Sael siguiera viéndolo, y una vez llegados a un claro del bosque, la silueta se detuvo y dejó que el príncipe le diera alcance.
Sin duda, no era humano, o no lo era del todo, alto y esbelto, su espalda estaba decorada con un hermoso par de alas negras, y su cabello rubio caía desmechado en su rostro.
-... ¿Así que eres tu quien estaba hoy con mi pequeño he?- le miró con desdén, pero sin agresividad alguna, y entonces Sael comprendió, que esa criatura, no podía ser maligna, sus ojos reflejaban una dulzura casi inocente.
- ¿así que eres el ángel caido que le ha dejado así?-
Esas palabras parecieron ofender al otro.
- ¡Que tenga alas negras no quiere decir que sea un ángel caído! - reclamó - Y yo no he sido el que le he dejado así! Jamás.. jamás le haría daño a mi pequeño príncipe... -
La voz de Zefón se escuchó a lo lejos, buscando a Sael.
- Si quieres saber lo que pasó con Alexiel... ven mañana, y trae manzanas!! y algo de miel...-
Y antes de que Sael pudiera decirle algo, desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
El príncipe regresó pensativo con el sacerdote, sin poder evitar que, desde la ventana de la casa más lujosa de aquel pueblito, tímidamente se asomaba un joven abrasando un gato negro...
- Gracias por su hospitalidad- agradeció Sael al sacerdote- De casualidad, sabe donde puedo conseguir manzanas mañana por la mañana?...-

Lo prometido había sido deuda, por lo que al despuntar el alba al día siguiente, el joven príncipe bajó al pueblo, buscando entre los puestos las manzanas más brillantes, perfumadas y grandes que encontrase.
- Manzanas verdes, amarillas, rojas, grandes y deliciosas- el buen hombre que atendía el puesto le mostró los canastos.
Sael iba a tomar unas rojas preciosas cuando una mano pequeñita, delicada, le puso en la suya una manzana verde.
- ¿hu?-
Miró al dueño de esa mano, notando de nuevo esos hermosos y tristes ojos púrpura, decorados por las preocupantes ojeras.
-..¿Alexei?- no dudó en quien era, aquel nombre se había escapado de los labios de Azrael , y eso pareció asustar un poco al chico, aunque no se movió de su lugar solo bajo la cabeza .
-Le... le gustan las manzanas verdes.. y.. la miel...- el gato negro que siempre acompañaba al joven se restregó en el zapato de Sael mientras que el chico se acomodaba su capa y se alejaba
- Espera! Alexei!- pagó las manzanas y corrió tras el chico, pero le perdió el paso
- Olvidelo.... - el vendedor acomodaba la fruta sobre los canastos- El príncipe Alexei no habla con nadie, y cuando lo hace, no es una conversación muy coherente que digamos...-
- Así que es un príncipe ...- miró a la gran casona que se elevaba por sobre las demás - ¿Usted sabe que le paso?
El vendedor guardó unos segundos de silencio, mientras ponía los canastos en su lugar, luego, tomándose su tiempo, respondió
- Se volvió loco, desde que su hermano murió , buscó la forma de traerlo de regreso.... eso hizo que... lo invocara a él... a eso que habita en el bosque... por suerte, el sacerdote pudo salvarlo antes de que ese ser terminase de devorar lo poco que le quedaba de vida y cordura...-
- Ya veo....- Sael miró hacia el bosque y buscó de comprar una buena porción de miel, para sumarle a la canasta de manzanas , una vez equipado con esto, empezó a caminar hacia el bosque, hasta el claro donde la noche anterior había encontrado a Azrael.
Pasaron un par de horas, y la mañana se volvió medio día, mientras que Sael leía uno de los libros de su maestro, y que siempre llevaba consigo.
El medio día se volvió media tarde y cuando el reloj a cuerda de Sael dieron las tres en punto, pudo ver, esos ojos color cielo, asomarse entre el verde follaje del bosque.
- Hueles... hueles a Nox....- cerró los ojos olfateando el aire- estuviste con Alexei verdad?...-
Sael se paró tranquilamente, y puso el libro en la canasta, tomando la manzana verde que el chico le había dado.
- La escogió especialmente para ti....-
El ser alado se acercó tomando la manzana con mucho cuidado, y posó sus labios en ella cerrando los ojos.
- Alexey.... -
Sael se sentó de nuevo en la roca que había usado de asiento mientras esperaba la llegada del otro, tratando de comprender la historia de esos dos...
- ¿Como conociste al príncipe...?-
Azrael le miró y se sentó en el suelo, acariciando despacito la manzana.
- El me despertó- le dió una suave mordida a la fruta - Cuando su hermano murió, el quiso hacer un ritual para pactar, su alma a cambio de su hermano... por suerte logré despertar y detenerle...- miró hacia el cielo sonriendo suavemente - se veía tan solo... y me abrasó llorando, agradeciendo de que fuese yo y no un verdadero demonio , estaba lleno de dolor y de miedo... y era tan hermoso que... yo no pude evitarlo... me enamore... de Alexei...

El relato prosiguió, mientras la tarde daba paso al ocaso, y armado con aquella historia, llena de dulces detalles, Sael ya tenía el panorama más claro.. ahora solo faltaba escuchar la versión de príncipe para resolver el misterio.
Las primeras luces de las estrellas empezaron a adornar el cielo, mientras que el manto de Sael arrastraba algunas hojitas secas mientras que se dirigía derecho a la gran casona que funcionaba como palacio en aquel pueblito, y tocó suavemente la puerta, siendo atendido por una de las jóvenes mucamas de la familia.
-Vengo a ver al príncipe Alexei si es posible…-
La muchacha puso una graciosa cara de confusión, estrujando su delantal con las manos.
-El… el señorito Alexei no recibe a nadie señor…-
- Por favor – insistió Sael, mostrándole una canasta con manzanas verdes y rojas
- Déjalo entrar…-
El gato negro se restregó contra la pierna de la mucama y maulló de forma suave mientras ella se hacía a un lado para que Sael pudiese pasar.
La casona por dentro, era confortable y estaba iluminada por decenas de velas en los grandes candelabros, y los ventanales estaban ya cubiertas por gruesas cortinas color púrpura.
-El…el señorito Alexei, se encuentra en la biblioteca señor…-
- Sael…  Sael Lawrence-
Ella asintió y le llevó hasta la gran biblioteca en donde el joven se encontraba sentado, abrasando al gato negro contra su pecho y con la mirada perdida como la primera vez que se vieron.

La mucama les dejo solos, y Sael se acercó despacio al chico.
- Gracias por recibirme…-
Alexei lo miró con sus ojos vacíos, tristes y acompañados de sus grandes ojeras.
- El no ha sido quien te ha dejado pasar…-
Sael dio un pequeño salto hacia atrás al notar que los labios del chico no se habían movido.
- Por aquí príncipe Sael…- el gato negro volvió a restregarse en su pierna, y esta vez, el joven príncipe lo tomo en brazos, notando que la mascota tenía unos hermosos ojos púrpura.
- Pero…-
- Me llamo Nox , soy el hermano gemelo de Alexei, y quien ha estado dándote todas las pistas para que puedas llegar a Azrael ..-
La boca del gato no se movía, por lo que Sael supuso que estaría hablándole a través de su mente.
- Tienes que ayudar a mi hermano,  o morirá de tristeza …- el gato se bajó de los brazos del príncipe y se subió de nuevo al regazo del muchacho, lamiéndole las manos.
- ¿Podrías alcanzarme esas manzanas?-
Sael tomó la canasta con las manzanas que Azrael había puesto antes de partir, y al sentir el tenue perfume del guardián del bosque, Alexei pareció recuperar un poco de vida, tomando entre sus dedos temblorosos una de ellas.
-Azrael…- su vocesita apenas se oía, y era mucho más baja y suave que la voz que venía sintiendo Sael creyendo que era la suya , al igual que lo había hecho el ángel de alas negras, besó suavemente la manzana cerrando los ojos.
Sael estaba conmovido por aquella dulce anhelo que mostraban los dos ante la mención del otro.
- Las personas del pueblo temen a  Zefón, por eso es difícil que nos ayuden… - explicó el gato mientras el joven moría despacito la manzana – Esta es la única forma en la que Azrael se asegura que mi hermano se alimente -
- ¿Por qué Zefón odia tanto a Azrael?-
El gato le miró y se subió a su regazo.
- Zefón, odia a todo lo que no puede poseer… el fue mi asesino -
- Pero moriste de una enfermedad…-
- Eso es lo que todos creyeron, pero morí envenenado… Zefón dijo que estaba acosado por un espíritu maligno, y simulando hacer un ritual , intentó abusar de mi, y como e defendí, me tomó del cuello metiéndome el veneno a la fuerza, a que si yo salía vivo de ese cuarto, todos sabrían que no es más que un charlatán. Cuando morí, él les dijo a todos que había sido una enfermedad, y Alexei, trató de revivirme, usando el libro negro de hechicería…-
Señaló con su hocico un tomo de cuero negro, escondido entre varios libros de cuentos infantiles.
- ¿El culto al rey del bosque?-
Nox asintió mientras Sael ojeaba el libro.
- Esto no es magia negra…. Es magia elemental…-
Alexei por primera vez se movió señalándole una página en especial.
- El sello de la justicia…-
Sael leyó la pagina estudiando con detenimiento el pentagrama que estaba dibujado.
- Se usa cuando una muerte es injusta, y si bien no puede traerse en forma humana, el alma puede caminar por el mundo de los vivos en la forma de su guarídián espiritual…-
- En este caso, un gato- respondió Nox – La primera vez, Alexei invocó por error a Azrael,y él le enseño como traerme a la vida… Azrael fue su apoyo, su primer amor, y entre los dos nacía una alquimia especial… pero una noche Zefón lo siguió , descubrió que ambos se amaban y arrastró a Alexei a la capilla… pretendió violarlo como a mi pero Azrael lo salvó … su precio por atacar a un sacerdote fue que lo apedrearan y sellaran el bosque para que no regresara, desde entonces, Alexei ha  ido empeorando… -
-Nox, ¿hace cuanto Zefón es sacerdote? -
- Mmm pues  habíamos cumplido once años, así que… hace ocho años creo… regresábamos de la fiesta de nacimiento del heredero de un pueblo amigo….-
Sael palideció .
- Aimir…-
El joven mago se paró deprisa.
- Hay que encontrar a Sefón, el no es un sacerdote…-
Algo golpeo su cabeza, haciéndole tambalear y girarse alerta.
- Así es mocoso… no soy Zefón el sacerdote- se arremangó la manga de la túnica mostrándole  un tatuaje de un escorpión negro rodeado por una corona de espinas .
Sael al ver la marca, se giró rápido tomando a Alexei y poniéndolo tras su espalda
- No vas a tocarlo,  maldita sombra…-
Zefón soltó una carcajada.
- Joven e inocente príncipe Sael, los Sombra tomamos y tocamos TODO lo que se nos de la gana-
Dio un paso adelante y palmeo las manos, creando una ráfaga tan fuerte que los libros salieron volando, golpeando a Sael, quien hacía de escudo de Alexei y Nox hasta que cayó rendido al suelo, más aún así no perdió la conciencia .
- Si te apartas ahora, y me entregas al joven Alexei, te dejaré seguir tu camino , si me enfrentas, perecerás  y de todas formas haré mio al mocoso antes de matarlo…-
Nox saltó completamente erizado pero Sefón con un solo golpe de su mano lo arrojó por uno de los ventanales, quebrando el hermoso vitró.
- Uno menos, faltan dos…- Avanzó hasta Sael, pero unas manitos se cerraron en torno a su cuello, Alexei, débil, pequeño defendía a Sael como podía, haciéndole frente a quien había arruinado por completo su vida.
- Maldito mocoso, ya he tenido suficiente paciencia contigo- le jaló de los cabellos arrojándole sobre un montón de libros y arrancándole la ropa ayudándose con una daga.
- Tan hermoso…- atrapó las manos del chico y las puso detrás de su cabeza acariciando su piel blanca- un poco flaco… pero servirás-
Iba a invadir su intimidad de un solo golpe, burlándose cruelmente de las lagrimas del pequeño, pero entonces, de su boca, empezó a brotar espuma y cayó al suelo, sobre los libros, convulsionando de forma mortal.
- Alexiel….- Azrael dio un salto y le abrasó mientras Sael bajaba su fiel vara, mirando consternado.
- ¿Estas bien?- se acercó a un tembloroso niño que no podía creer que su amado le tuviera en sus brazos, pero, como si se tratase de una mariposa naciendo de una crisálida, los ojos de Alexei recuperaron brillo, sus mejillas color y por fin una hermosa sonrisa adornaba su rostro.
- ahora si…-
Ambos se abrazaron con fuerza fundiéndose en un cálido beso.
- Fue una suerte que lograras romper el sello del bosque ¿he?- Nox se subió a su hombro y frotó su peluda mejilla contra la del joven mago.
- Lo fue, pero fue la fortaleza de Azrael, y el efectivo conjuro de trasferir el veneno del alma al cuerpo mortal, lo que salvó el día…- Sael tomo al gato entre sus brazos  y sonrió aliviado. – Un SOMBRA menos….-
- Y  unos cuantos más por derrotar…- Nox le lamió la mano mientras su hermano por fin recuperaba toda su vitalidad por fin, en brazos de su amado. 

1 comentario:

  1. ¡¡Sherezadde!! Creo que a partir de ahora te llamare así, por que, sencillo tu relato puede estar perfectamente en las mil y una noches, lo tiene todo, secretos, misterios, poderes mágicos, alquimia y un viaje en busca de la persona amada, sin duda deberías seguirlo, pero con tiempo, las cosas aprisa siempre salen mal, con calma y tiempo viene la inspiración para arraigar un buen escrito de una buena autora.

    Animo, animo...¡¡Animo!!

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